martes, 30 de julio de 2013

NANA PARA MELLIZOS


La luna, entre nubes, brilla
con su carita de cera
consiguiendo, con su luz,
que se vayan las tinieblas.

Los dos ángeles guardianes
se han subido a las estrellas
evitando, desde el cielo,
que nada malo suceda.

El Levante se ha hecho calma,
se ha parado la marea
para impedir que las olas
se rompan en la escollera.

Los pajaritos, piando,
cantan nanas rocieras
consiguiendo, con sus trinos,
que los dos niños se duerman.

Un abuelo surca el mar
en su barquita pesquera
y, recogiendo los peces,
los va echando en una cesta.

Una abuela cose y borda,
la otra teje una madeja;
mientras tanto, el otro abuelo
les escribe este poema.

El poema es una nana,
una nana hecha cadencia,
hecha mimo, hecha caricia,
hecha ternura serena.

Una nana que es un beso,
si ser un beso pudiera,
con que estampar en sus frentes
el amor que ellos despiertan.

Que soñéis sueños muy dulces
y que el buen Dios os proteja
para que durmáis felices
hasta que el día amanezca.

Nana, nana, ea, ea,
los dos hermanos se duermen
en sus sábanas de seda.
Su padre y su madre, al lado,
les cantan con voz muy queda
esta nana, nana, nana,
nana de Rodrigo y Emma.





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