martes, 30 de julio de 2013

NANA PARA MELLIZOS


La luna, entre nubes, brilla
con su carita de cera
consiguiendo, con su luz,
que se vayan las tinieblas.

Los dos ángeles guardianes
se han subido a las estrellas
evitando, desde el cielo,
que nada malo suceda.

El Levante se ha hecho calma,
se ha parado la marea
para impedir que las olas
se rompan en la escollera.

Los pajaritos, piando,
cantan nanas rocieras
consiguiendo, con sus trinos,
que los dos niños se duerman.

Un abuelo surca el mar
en su barquita pesquera
y, recogiendo los peces,
los va echando en una cesta.

Una abuela cose y borda,
la otra teje una madeja;
mientras tanto, el otro abuelo
les escribe este poema.

El poema es una nana,
una nana hecha cadencia,
hecha mimo, hecha caricia,
hecha ternura serena.

Una nana que es un beso,
si ser un beso pudiera,
con que estampar en sus frentes
el amor que ellos despiertan.

Que soñéis sueños muy dulces
y que el buen Dios os proteja
para que durmáis felices
hasta que el día amanezca.

Nana, nana, ea, ea,
los dos hermanos se duermen
en sus sábanas de seda.
Su padre y su madre, al lado,
les cantan con voz muy queda
esta nana, nana, nana,
nana de Rodrigo y Emma.





lunes, 29 de julio de 2013

 ¡YA ESTÁ BIEN!

Después de haber estado inactivo en cuanto a la publicación de nuevos textos, retomo con ilusión la tarea de escribir, pensando quizás más en una especie de terapia consoladora que en la posible decepción de aquellos pocos que siguen mis escritos y que saben, de sobra, las circunstancias que se han dado últimamente y que me han llevado a poner en barbecho mis palabras.
 Pero, miro a mi alrededor y veo tanta podredumbre, tanta corrupción, tanta bazofia, que me ahogo y me parece que necesito echar fuera y gritar al mundo lo que pasa por mi cabeza y denunciar las falsedades, engaños, mentiras y falacias que están construyendo un universo paralelo, una realidad virtual para hacernos creer que la verdad y la mentira no son realidades absolutas e inalterables sino que todo es relativo y cambiante.
Política, economía, sociedad, medios de comunicación... Todo está impregnado por este maloliente hedor de la relatividad malintencionada. Mi amigo Salvador cuenta un chistecillo en el que alguien pregunta por el precio de una mercancía y el que le responde le dice: "Depende, ¿usted vende o compra?" Eso mismo tendríamos que preguntarle a cada uno de estos personajes de la farándula politiquera si deseamos saber, realmente, cuáles son sus intenciones,aunque me temo que están tan insertos en la trapisonda y en el teatrerío barato que ni así conseguiríamos averiguar sus siempre aviesas y retorcidas pretensiones.
Y, lo peor de todo, es que son tan presuntuosos, ególatras y engreídos que se creen a salvo de cualquier crítica o discrepancia. Es lo que tiene ser estúpido: pensar que nadie es capaz de descubrir el maquiavelismo de sus actividades. Y está claro que se descubren y se denuncian, pero como, además, los estúpidos son unos sinvergüenzas con una caradura impresionante, pues les da igual. Y es que cuando se han perdido la ética y los valores más elementales y todo se mide en función del beneficio personal es idiferente lo que te digan o de lo que te acusen.
Además estos especímenes que pululan por los Congresos, Senados, Juntas etc. se sienten protegidos por su condición de teóricos servidores del pueblo cuando, en realidad, se están siriviendo de ese mismo pueblo para enriquecerse, para subir de categoría social y para tener unos ingresos que  serían impensables que pudieran alcanzar si tuvieran que hacerlo por sus méritos profesionales.
Otra de las características de esta fauna politiquera es la hipocresía: todo lo hacen por el bien de la sociedad y pensando en lo mejor para los ciudadanos de a pie. El partido es lo primero y los ideales que el citado partido (sea de la orientación que sea) propugna son el único motor de su actividad, dicen a voz en grito y sacando pecho. Por eso en los partidos no hay luchas internas para ocupar parcelas de poder, ni hay amiguismo ni influencias ni enchufes ni zancadillas. Todo es puro ideal para conseguir una sociedad más justa e igualitaria, Cuando, si en realidad quisieran que eso fuera cierto, el primer paso que tendrían que dar es quitarse de en medio, echarse a un lado y permitir que gente joven, con espíritu renovado y libre de toda sospecha empezase a trabajar desde abajo y con ilusión para reconstruir un país que, ahora mismo, es pura zozobra.
Finalmente, estos elementos se caracterizan por su intransigencia ante cualquiera que se atreva a corregirle la plana o, simplemente, a manifestar su desacuerdo. Están tan poseidos de su verdad, tan pagados de su posicionamiento que no pueden permitir que venga un ciudadanillo de tres al cuarto, que nunca ha militado en ningún partido, que nunca ha esgrimido ningún carné ni ha utilizado ninguna sigla para ninguna ventaja personal, a decirles una verdad diferente de la suya. Este enroque ajedrecístico sólo tiene una excepción: cuando hay que conseguir beneficios mediante pactos. Entonces los blancos y los negros se vuelven grises, lo indiscutible se convierte en motivo de discusión y lo inamovible se agita como "un río de aguas turbulentas" (gracias Simon y Garfunkel).
En el fondo, los habitantes de esta biosfera política tienen alma bancaria (quizás por eso se llevan tan bien con las grandes empresas banqueras a las que apoyan y subvencionan): "la pela es la pela" y "con las cosas de comer no se juega".
Mientras tanto, aquí sigue la mayoría ciudadana, con complejo de hemorroides, es decir, sufriendo en silencio y contemplando impotente cómo entre unos pocos desvalijan este edificio común, con el agravante de que somos nosotros los que hemos elegido a estos desaprensivos desvalijadores y que, además, les estamos pagando para que nos dejen en pelotas.